La Pluma y las Palabras (Tres obras ejemplares)

Réplica y Contrarréplica
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TRES OBRAS EJEMPLARES

En esta época que se distingue por la tranquilidad que engendra nuestra aguda y prolongada crisis económica, tres hechos pueden señalarse como sintomáticos del esfuerzo que, a pesar de todo, realiza el país para promover su reconstrucción; hechos que son ejemplares y que, de fijo, serán un índice de lo que puede la voluntad colectiva para salvar los graves obstáculos que se oponen a la marcha progresiva del país: la terminación de toda la brecha sobre la que se tenderá el gran camino nacional Laredo-México-Acapulco, la apertura de la carretera de Uruapan a Apatzingán en el estado de Michoacán y la inauguración de la Planta de Luz y Fuerza Motriz de la villa de Chignahuapan; en la boca de la sierra de Puebla.

Estos sucesos, en su orden, representan el esfuerzo del gobierno federal; el que pueden realizar las entidades federativas que sigan el ejemplo del gobierno de Michoacán, y el que lleven a cabo, particularmente, las pequeñas colectividades capaces de organizarse para explotar los recursos de nuestras fuentes de producción.

No obstante la crisis económica del país, que ha repercutido fatalmente en las finanzas del Estado, determinando un creciente desnivel en los ingresos calculados para el actual ejercicio —lo cual ha obligado a restringir el amplio programa constructivo que se había trazado para el presente año, el gobierno federal—, la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas utilizando con habilidad y honradez los elementos de que dispone y coordinando los esfuerzos que para el éxito de los trabajos en pro del camino nacional Laredo-México-Acapulco aportan los pueblos y los individuos particulares que directamente habrán de beneficiarse con la apertura de esta gran ruta, logró al fin, con la voladura del último bloque de la montaña del Zacate, en la serranía de San Luis Potosí, el día 12 de mayo, conectar los trabajos que venían desarrollándose de norte a sur y de sur a norte, afirmando así la continuidad de la cinta marcada sobre el suelo de nuestro territorio y cuyas puntas extremas descansan sobre la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo y sobre el puerto suriano de Acapulco en las costas del Pacífico. Un año más, y el camino nacional servirá cómodamente para el gran tráfico de carga y pasajeros que no sólo será —como ingenuamente han creído críticos sistemáticos— una ruta para favorecer nuestro comercio internacional, sino también y sobre todo, como una gran base troncal que atravesando el cuerpo de nuestro territorio, permita que se establezcan a todo lo largo del camino las líneas transversales que comuniquen fácilmente a las regiones circunvecinas con la arteria nacional.

La sola terminación de una obra de la magnitud de esta a que aludimos es bastante para señalar la gestión constructiva del gobierno del presidente Ortiz Rubio y de sus colaboradores en el ramo de comunicaciones.

Como si con hechos se pretendiera dar respuesta a quienes han censurado la política del régimen revolucionario tildándolo de procurar tan sólo facilitar o mejorar las vías de comunicación que desembocan hacia la frontera del norte, el gobierno local del estado de Michoacán, dando cima a los trabajos que representan uno de los mayores esfuerzos por la realización del programa de labores que se señaló su actual gobernante, el señor general Lázaro Cárdenas, inauguró el día 15 de mayo pasado, la carretera abierta a través de las encrispadas montañas de la Sierra Madre Occidental para comunicar a la bella y fecunda Uruapan con la histórica ciudad de Apatzingán.

El estado de Michoacán, con ésto, da fácil salida a los abundantes productos de una región agrícola de fertilidad exuberante, y ofrece a la vez a los hombres de dentro y de fuera del país la posibilidad de recrearse en la contemplación de algunos de los panoramas más bellos que podrían admirar los ojos humanos.

Y hemos de hacer hincapié en el alto valor que representa el esfuerzo tenaz y heroico llevado a cabo durante más de diez años por los hijos de la modesta villa de Chignahuapan para conseguir con sus solas aportaciones y con sus solos recursos la captación de las aguas de la laguna del propio nombre y el aprovechamiento del salto de Quetzalapan, mediante el establecimiento de una planta generadora de luz y fuerza motriz.

Para los que creen que la explotación industrial de las fuentes naturales de producción está reservada fatalmente al capitalismo extranjero de inversión, que no deja en el país más que salarios de miseria e impuestos irrisorios, el esfuerzo de los hijos de Chignahuapan es un mentís y un ejemplo como lo es también para los que niegan la posibilidad de organizar capitales mexicanos destinados a estas empresas y a los que no creen en el despertar de nuestras poblaciones rurales, es bueno mostrarles como ha sido posible que los habitantes de una pequeña comarca se organicen para promover el desarrollo de la región sin caer en la servidumbre que imponen las empresas extrañas.

Chignahuapan luchó primero contra una poderosa compañía extranjera que pretendió arrebatarle sus aguas; y después, cuando el gobierno nacional falló en justicia, concediendo a los hijos del pueblo la explotación de esas aguas, tuvo que luchar también por realizar sus propósitos, sin haber recibido la menor ayuda de fuera, ni exención de impuestos por la importación de su maquinaria, ni ayuda de las instituciones de crédito, ni aportaciones a título de subsidios que provinieran de las autoridades locales o federales. Sólo el pueblo, confiado en su propio esfuerzo y seguro de que lograría su progreso y su liberación económica, realizó una obra que debe ser ejemplar para todas las colectividades de la República.

La crisis económica que sufre el país no ha de resolverse con las medidas taumatúrgicas que esperan algunos. La crisis económica ha de resolverse con el desarrollo económico del país, siempre que las autoridades —así de la federación como de los estados— y el país mismo, tengan la serenidad suficiente para salvar el momento presente sin hipotecar al capital extranjero sin arraigo, nuestras fuentes de riqueza.

El esfuerzo nacional, que coordine la gestión del gobierno con las empresas genuinas de nuestro pueblo, será la mejor base sobre la que descanse nuestra liberación económica. Por eso señalamos como índice de una orientación nacionalista de la reconstrucción del país, las tres obras que sirven de tema a nuestro comentario.

El Nacional, 4 de junio de 1931.

Froylán C Manjarrez

Revista Réplica