El verdadero reto no está en silenciar la mente, sino en aprender a escucharla...

En México, hablar del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) sigue siendo un tema lleno de confusión y estigmas. Muchos lo asocian con niños inquietos o adultos distraídos, pero en realidad, se trata de un trastorno del neurodesarrollo que afecta la manera en que el cerebro regula la atención, el control de impulsos y la organización del pensamiento. No es una moda médica ni una excusa para justificar la falta de disciplina; es una condición real que acompaña a la persona desde la infancia hasta la adultez, moldeando su forma de sentir, relacionarse y trabajar.
Qué es realmente el TDAH
Según la American Psychiatric Association (APA), el TDAH se caracteriza por tres grandes síntomas: inatención, hiperactividad e impulsividad. En palabras simples, el cerebro funciona como un motor acelerado con frenos débiles. La persona quiere concentrarse, pero su mente salta entre ideas, estímulos y emociones a una velocidad abrumadora.
A nivel neurológico, hay una alteración en los circuitos de dopamina y noradrenalina, neurotransmisores responsables de la motivación y la atención sostenida. En México, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz estima que alrededor del 5% de los niños y el 2.5% de los adultos presentan TDAH, aunque muchos nunca reciben diagnóstico ni tratamiento.
La vida cotidiana bajo el TDAH
Vivir con TDAH es como tener varias pestañas abiertas en el navegador mental y no poder cerrar ninguna. Cada ámbito de la vida se ve afectado de manera distinta:
- En el trabajo, la persona con TDAH puede ser brillante, creativa y resolutiva en crisis, pero tener dificultades para cumplir plazos, mantener la concentración o seguir rutinas. Su rendimiento fluctúa: puede pasar horas hiperconcentrado en algo que le apasiona y luego perder la noción del tiempo ante tareas simples.
- En la pareja, las emociones son intensas. La impulsividad puede llevar a conflictos, cambios de humor repentinos o sensación de desconexión. Sin embargo, también son personas apasionadas, empáticas y con una enorme capacidad de amar si encuentran comprensión en el otro.
- En la vida social, suelen ser espontáneos, divertidos y con gran sentido del humor, pero a veces interrumpen, se distraen o olvidan compromisos, lo que genera malentendidos.
- En la mente, la batalla es constante: un diálogo interno que no se apaga, culpa por no cumplir expectativas, frustración por fallar en cosas “simples” y una búsqueda incesante de sentido.
El diagnóstico que llega tarde
En México, muchos adultos descubren que tienen TDAH después de años de culpa o de sentirse “rotos”. Durante décadas, se pensó que era un trastorno infantil que desaparecía con la edad. Hoy sabemos que el 60% de los casos persiste en la adultez.
El diagnóstico no se hace con un examen médico simple, sino con una evaluación clínica y neuropsicológica completa, donde se analizan patrones de conducta, historia personal y contexto.
Las herramientas más usadas incluyen entrevistas estructuradas y cuestionarios validados, como el Adult ADHD Self-Report Scale (ASRS) de la OMS.
Cómo saber si lo tienes
No basta con sentirse distraído o inquieto. Todos lo somos a veces. Pero hay señales que invitan a buscar ayuda profesional:
- Dificultad crónica para concentrarse o terminar tareas.
- Tendencia a procrastinar incluso cosas importantes.
- Olvidos frecuentes, desorganización y sensación de estar “atrasado” con todo.
- Cambios emocionales rápidos o explosivos.
- Hiperactividad mental, insomnio o dificultad para “apagar” el pensamiento.
- Problemas recurrentes en la escuela, el trabajo o las relaciones.
Si estas conductas se repiten desde la infancia y afectan tu calidad de vida, vale la pena consultar a un psiquiatra o neurólogo especializado en TDAH.
Tratamiento y esperanza
El tratamiento más efectivo combina psicoterapia cognitivo-conductual, psicoeducación y, en algunos casos, medicación (como metilfenidato o atomoxetina). Pero lo más importante no es el fármaco, sino el conocimiento de uno mismo.
Entender cómo funciona la mente permite transformar el caos en creatividad, la impulsividad en acción y la distracción en curiosidad. Muchas personas con TDAH son artistas, emprendedores, líderes o escritores que han aprendido a usar su energía de forma productiva.
La mirada social
En México, el TDAH aún carga con prejuicios. Se les llama flojos, distraídos o inmaduros. Pero detrás de cada etiqueta hay una mente que no deja de crear ni un segundo. Lo que se necesita no es juicio, sino empatía.
En un país donde el estrés y la desigualdad mental se normalizan, hablar de TDAH es un acto de conciencia colectiva. Es aceptar que hay distintas formas de pensar, sentir y existir.
El verdadero reto no está en silenciar la mente, sino en aprender a escucharla.
Fuentes consultadas:
- American Psychiatric Association (DSM-5-TR, 2022)
- Organización Mundial de la Salud (OMS, 2024)
- Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (México, 2023)
- National Institute of Mental Health (NIMH, 2024)