Disturbios en Puebla

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Las exigencias de las normalistas siguen sin resolverse...

Los disturbios registrados este martes 2 de septiembre en Puebla, dejaron como saldo una unidad del sistema de transporte RUTA completamente destruida y tres más fuera de servicio. Según informó la propia empresa, los actos vandálicos afectaron a las unidades U346, U343 y U238 de la Línea 3, lo que impactó directamente a miles de usuarios que dependen de este servicio diario.

El estallido de violencia ocurrió sobre el bulevar 5 de Mayo, a la altura de la Iglesia de San Francisco, donde un grupo de encapuchados incendió llantas y prendió fuego a un camión de transporte público, imágenes que circularon con rapidez en redes sociales.

Tras los hechos, un operativo de casi 100 policías detuvo a los presuntos responsables en la Calzada Zaragoza, a la altura de Parque Puebla, cuando intentaban escapar en otra unidad de transporte.

La confrontación tiene como antecedente el 27 de agosto, cuando estudiantes de la Normal Rural “Carmen Serdán” rechazaron participar en una mesa de diálogo con la Secretaría de Educación Pública del Estado (SEP). La razón: se exigía la presencia de personas ajenas a la institución sin vínculo acreditado con las alumnas, lo que provocó que la representación estudiantil cancelara el encuentro y las negociaciones quedaran en punto muerto. Entre sus demandas figura la destitución de directivos.

La SEP, por su parte, emitió un comunicado en el que reiteró su disposición al diálogo abierto, insistiendo en que siempre actuará bajo los principios de legalidad, transparencia y respeto a los derechos humanos.

Mientras tanto, la violencia ha sido la protagonista. Las exigencias de las normalistas siguen sin resolverse, el transporte público quedó dañado y la ciudadanía fue la principal afectada por una confrontación que, en teoría, se resolvería hablando. Una vez más, la falta de puentes de comunicación entre autoridades y estudiantes se tradujo en fuego, pérdidas materiales y desconfianza social. Y lo más grave: en Puebla ya parece más fácil desplegar cien policías que construir un acuerdo que evite que la calle se convierta en campo de batalla.

Redacción Réplica

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