Reparación de vidas catastróficas: Capítulo 15. La esperanza

Réplica
Tipografía
  • Diminuto Pequeño Medio Grande Más Grande
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

La esperanza

Llegó el día tan esperado por Mario: por fin estaría nuevamente con Valeria después de quince días. Mario ya tenía toda la información necesaria para tratar esa espantosa adicción y también entendía el peligro al que su enamorada estaba expuesta.

Pasó por ella para ir al cine, algo inusual en la pareja. Él, en solidaridad, había dejado de consumir drogas y alcohol, consciente de que estos detonaban en Valeria el antojo por las metanfetaminas. Al verla nuevamente, se sintió abrumado por su aspecto físico. Valeria tenía el semblante de una mujer cansada, deprimida, mal vestida y con un olor desagradable. Olía a cebo y a falta de higiene. Sin embargo, esto no lo desmotivó a intentar salvarle la vida. Por primera vez era correspondido en el amor y no podía permitirse perderla.

–Valeria, te pregunto algo: ¿alguna vez has estado en una clínica de rehabilitación?

La joven respondió en un tono histérico:

–¿Para eso me invitas a salir? No me gusta que me juzgues, y mucho menos si eres un amigo.

–¿Amigo?

–Sí, somos solo amigos.

–¿Solo amigos? –preguntó Mario, desconcertado.

–No puedo tener una relación en estos momentos. Tengo la vida demasiado complicada. ¿Para qué quieres andar conmigo? Yo no andaría conmigo. Necesito amarme primero, salir de esta depresión y enfocarme en recuperar mi vida. Además, están a punto de correrme del trabajo.

–Ok, ok –respondió Mario, intentando mantener la calma–. Si quieres, aquí la dejamos. No hay problema.

–No, no, calma, ¿sí? Dame tiempo para estar bien. No me presiones.

Mario respiró hondo, recuperó la compostura y, en su mente, se aferró a una idea que lo mantenía esperanzado: después de salvarla, Valeria estaría bien, y podrían construir una vida juntos.

Reparación de vidas catastróficas

Miguel C. Manjarrez

Revista Réplica