Escribo para estar...
Escribir es un combate silencioso. No contra nadie más, sino contra uno mismo. Como en las artes marciales, el primer enemigo no está afuera: vive dentro. Es la voz que dice “esto no sirve”, “mejor mañana”, “a nadie le importa”. Domarlo es la primera disciplina.
El arte de escribir se parece más de lo que parece al aikido, al taichí, al karate. Uno no golpea: redirige, se acomoda al impulso. El texto no se impone, se escucha. Hay que saber cuándo atacar con una palabra afilada y cuándo defender el vacío de una pausa. Saber retirarse a tiempo también es parte del movimiento.
Los antiguos maestros japoneses hablaban del kata, la forma ritual del combate. Cada movimiento repetido una y otra vez hasta que el cuerpo lo integra. Escribir también es eso: sentarse cada día y repetir, no por rutina, sino por respeto. A la palabra, al oficio, a la vida que se quiere traducir en líneas.
“El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso”, decía Lao-Tsé. Y escribir, como luchar, requiere poder. No para vencer, sino para no rendirse. Hay días en que uno se sienta frente a la hoja como un samurái frente al campo vacío. Nada sucede. Y aun así, hay que estar. Esa es la victoria.
Bruce Lee escribió: “Be water, my friend”. Ser agua también es escribir: adaptarse al cauce, tomar la forma del recipiente, fluir. No hay estilo único, no hay manual infalible. Solo hay escucha, intuición, entrenamiento. A veces la frase nace como un golpe directo. Otras veces como una esquiva elegante.
Escribir también es ceder. Como el judoca que aprovecha el peso del otro para llevarlo al suelo, el escritor a veces deja que la historia lo venza un poco, lo arrastre, lo revuelque. Solo así logra encontrar el gesto exacto, la imagen que respira.
He aprendido que no escribo para impresionar, ni para ganar. Escribo para estar. Para entenderme. Para honrar a los que vinieron antes y para dejar algo que tal vez, con suerte, otro lea como quien encuentra un dojo abandonado y decide entrar, cerrar los ojos, y repetir la forma.