Las elecciones 2021, un oscuro panorama.

Política
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¿Usted cree que prometan lo que no cumplieron con la cantaleta del “ahora sí cumpliré”? Vota otra vez...

La sociedad mexicana está harta. Harta de guerras sucias, de negociaciones hechas a conveniencia de las cúpulas partidistas, de escándalos, ingobernabilidad, corrupción, muertes, levantones y funcionarios atrapados con las manos en la masa. Es el pan nuestro de cada día en México.

Entre la crisis económica mundial y la crisis sanitaria, la población se encuentra incrédula ante las propuestas de candidatos a diputados federales, presidentes municipales y gobernadores. La mala imagen de los gobernantes, las recientes confesiones sobre corrupción del pasado y la pugna feroz por el poder han creado un panorama oscuro, casi negro.

Lo que debería ser una contienda para convencer al pueblo —ese mismo pueblo al que supuestamente representan diputados federales y locales— no existe. Lo anterior alimenta un rumor que suena fuerte, hace eco y comienza a cuajar: la sociedad mexicana podría no salir a votar. Castigará a todos los partidos: izquierda, ultraizquierda, derecha, radicales y moderados.

La explicación es simple: la gente no encuentra una opción real para cambiar de partido. Si las iniciativas de su “gallo” no son de su agrado, no hay alternativa. El desencanto es generalizado. Incluso quienes repudiaron a la oposición con la esperanza de un cambio radical, no han visto todavía ese giro. El resultado será una batalla entre estructuras partidistas, no entre ideas.

¿Y los partidos pequeños?, ¿serán los salvadores? Lamentablemente no. Algunos los llaman “partidos de jóvenes caducos”, aquellos que fueron devorados por el sistema político mexicano. Lo que tenemos es un gran circo donde todos cuidan los intereses de la cúpula. Los políticos justifican sus errores y desvirtúan las críticas estigmatizando a las voces incómodas como “chayoteras del pasado”.

¿Por qué no presentar propuestas? ¿Por qué no hablar de logros reales en el pleno legislativo? ¿Por qué no firmar compromisos con los verdaderos jefes: los ciudadanos, el pueblo bueno y el pueblo malo? En muchos casos, esos logros simplemente no existen. México padece un exceso de políticos improvisados que llegaron sin saber nada de servicio público y, en lugar de aprender causas justas y vocación de servicio, han adoptado las malas mañas del sistema.

La reelección

Tras las reformas constitucionales en materia electoral, diputados y presidentes municipales pueden reelegirse. Y no son pocos los que, absorbidos por el sistema corruptor, se dedicaron a disfrutar de las bondades del poder: sueldos abultados, prestaciones exorbitantes y privilegios que antes criticaban. Hoy buscan mantener ese estilo de vida a cualquier costo. Defenderán con uñas y dientes su permanencia en el estiércol de la política mexicana.

¿Usted cree que prometan lo que no cumplieron con la cantaleta del “ahora sí cumpliré”? Vota otra vez.

Hasta la próxima.

Miguel C. Manjarrez