Gente que se salió del guacal

Salud y orientación
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En seguir estando bien. En seguir creciendo...

Hay personas que se salieron del guacal. Que rompieron con la programación, los roles heredados, las expectativas sociales. Personas que un día, sin estridencia, decidieron que no iban a vivir como se supone que debían vivir.

No buscan llamar la atención. No hacen discursos. No reclaman validación. Simplemente se fueron —por dentro—. Se salieron de la fila. Renunciaron a ese guion que dictaba cómo debía ser su vida. Y en lugar de buscar el aplauso, buscaron el silencio. El trabajo interior. La paz.

No son héroes ni mártires. Son gente que se cultivó. Que se sentó con su dolor y no lo usó como excusa. Que se enfrentó a sus heridas sin convertirlas en identidad. Que entendió que el amor no es una necesidad, sino un acto de libertad. Y que si no es un acto de suma, mejor caminar en solitario.

No son fríos, ni duros, ni indiferentes. Son selectivos. Y lo son porque han trabajado demasiado para no volver a entregarse donde no hay reciprocidad. No están desconectados del mundo: lo observan, lo cuidan, lo sirven. Pero ya no se pierden en él. Sus acciones hablan por ellos. Su coherencia es su carta de presentación.

Muchos de ellos viven sin pareja, no porque no puedan amar, sino porque entendieron que el amor más profundo no nace del deseo de llenar vacíos, sino de la plenitud compartida. Y si no hay plenitud, prefieren esperar. O seguir creciendo.

Son personas que dicen: “no tengo de otra más que ser feliz”. Porque saben que la felicidad no es un privilegio, sino una elección. Una decisión diaria de comportarse bien con uno mismo. De cuidar el cuerpo como templo, la mente como jardín y el alma como fuego sagrado. No porque lo diga un libro, sino porque lo han vivido. Porque el caos les enseñó a elegir la paz. Porque la caída les mostró el valor de levantarse.

No les hace falta que los aplaudan. No compiten. No se comparan. No buscan ser admirados: buscan estar en paz. Y lo logran. Con disciplina. Con ternura. Con una sonrisa que no necesita escenario. Gente que un día entendió que vinieron a ser felices… pero que para eso hay que estar bien consigo mismo.

Y están en eso. En seguir estando bien. En seguir creciendo. En seguir eligiendo la luz. Aunque el mundo insista en vender oscuridad.

Tobías Cruz