Les comparto el relato que hace el revolucionario, diputado constituyente de Puebla y diplomático Gilberto Bosques Saldivar, de su actuación en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, la que le permitió salvar más de 40 000 vidas de refugiados, en el libro publicado por la secretaría de Relaciones Exteriores “Gilberto Bosques: El Oficio Del Gran Negociador”.
Así como dos poemas inéditos que su hija Laura me envía para que conozcan la parte sensible de Gilberto Bosques.
“A mi salida de México estuve con el general Cárdenas a fin de recibir sus últimas instrucciones, para que me planteara algunas cosas que él había traído a cuento, como la adopción de ciertas medidas de protección hacia los israelitas y contemplar la posibilidad de traer a un número importantes de ellos a México.”
“El presidente Cárdenas me dijo: Ve todo eso, a reserva de que se den los acuerdos necesarios sobre el asunto a fin de documentarlos. Por otro parte, la situación de los refugiados españoles ya es muy delicada. Necesitas cierta amplitud de acción. Tendrás todo el apoyo de la presidencia.
Más tarde, cuando llegó el volumen a 600 000 españoles a refugiarse en Francia, se tuvo que ver cómo aplicarlas.”
“ Ser diplomático en la época del general Cárdenas era difícil, porque ante las cancillerías y los gobiernos extranjeros a veces se encontraba uno con posiciones divergentes. Altos funcionarios veían con recelo la política de México. Durante la Guerra esta política se realizó de una manera muy franca, muy abierta, muy transparente, dentro del derecho internacional, de los principios, digamos humanos, del derecho primario de gentes.”
“Lo importante es considerar la acción diplomática en su conjunto, la acción diplomática congruente, la acción diplomática informada. Se realizó así por la capacidad de las personas que en aquel entonces fueron designados para llevar a cabo nuestra política exterior a una caracterización perfectamente definida.”
Continuaré compartiendo su actuación diplomática.
AHORA LOS POEMAS
HAY UNA VOZ
Transida de misterios está la noche
y corre por sus venas torva inquietud.
Lo ignoto de las sombras pesa en mi alma
y devora, implacable, mi juventud.
En la maligna hora de los presagios
que filtran en las almas nuevo dolor;
y mi astrólogo anhelo se desbarata
porque no halla en el cielo ningún fulgor.
En el lúdico vientre de los silencios hay una voz...
Puebla, Pue.1920.
ADIÓS
De la novia del soldado.
Mira que estoy serena
cuando me dices
que te vas a la guerra,
que te despides
que temblando en mis brazos
no sabes irte.
Mira cómo te quedas
en los confines
de mis ojos sin llanto
de mi estupor sin límites
de mis sonrisas truncas
y de mi acento triste
Mira que ya no puedo
ningún adiós decirte ...
París 1940.