Colosio Riojas ¿Strike one?

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¿Es el primer strike? Por supuesto que sí...

En días pasados circuló en redes sociales el video de la clausura de una sesión de cabildo del ayuntamiento de Monterrey, encabezada por Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo de Luis Donaldo Colosio Murrieta, aquel candidato presidencial del PRI asesinado en Lomas Taurinas durante la campaña de 1994.

En el video se le nota distraído, pues se encontraba en un restaurante de Nueva York. En su cuenta de Twitter compartió imágenes de reuniones de trabajo en esa ciudad. Sin embargo, la opinión pública lo acusó de estar en estado de ebriedad.

Colosio Riojas, militante de Movimiento Ciudadano, es considerado por algunos como carta fuerte de la oposición rumbo al 2024. No por grandes méritos propios, sino porque el peso del apellido sigue siendo considerable.

¿Estaba ebrio? No precisamente. No dijo incoherencias ni protagonizó algún ridículo. Apenas se le quebró la voz en un par de ocasiones, nada más. Tal vez estaba desvelado o, por qué no, con una copa encima. Y es que en la Gran Manzana –me han contado– las bebidas vienen cargadas: el 75% es alcohol, no en grados, en cantidad. Por eso a los mexicanos que beben diez cubas allá los ven con sorpresa… o con misericordia.

¿Es el final de su carrera? Por supuesto que no. Disculpe, lector, lo que diré: México sigue siendo un país machista y misógino. Un político que bebe, mientras no haga aspavientos al estilo “mi papá es presidente de la CANACA”, no es mal visto. Tampoco aquel que mantiene dos frentes familiares. Está mal, pésimo, pero así es. Para la mayoría del electorado, estos asuntos no son motivo de veto.

¿Es el primer strike? Claro que sí. Colosio debe haber entendido que ya se le percibe como una opción real, y eso exige cuidar cada detalle. El descuido –y la falta de respeto al Cabildo– pudo costarle más caro. Comparecer desde un restaurante no fue la mejor decisión. Si se trataba de una reunión inevitable, ¿por qué no desde un salón del hotel, con los recursos adecuados y sin margen de polémica?

El joven alcalde tiene ahora la oportunidad de capitalizar la exposición mediática y volcarla en resultados extraordinarios: lograr lo que otros no pudieron, demostrar que no solo carga con un apellido sino con oficio, y cumplir la encomienda que los ciudadanos de Monterrey le confiaron en las urnas.

La sociedad, y sobre todo los opositores de la oposición, estarán atentos a cada paso, por pequeño que sea. Este fue su primer strike. Puede aprovecharlo para crecer o cometer el segundo y arriesgarse a ser ponchado antes de tiempo, él o quienes lo empujan desde las sombras, viejos lobos de mar que saben esperar.

Hasta la próxima.

Miguel C. Manjarrez

Revista Réplica