Reparación de vidas catastróficas
Cuidado con enamorarte de los personajes de este libro.
No todos los libros se leen. Algunos se escuchan en la voz de un borracho arrepentido, se confiesan como si el lector fuera un terapeuta sin cédula, y se sienten como un golpe en el pecho. Reparación de vidas catastróficas es uno de ellos.
Aquí no hay moralejas. Hay heridas. Y cada personaje arrastra la suya como puede: unos la maquillan, otros la explotan, los más valientes intentan sanarla. Pero ninguno sale intacto, y mucho menos el lector.
Mario
Protagonista y espejo. Le pasa lo que a muchos: ama mal, confía ciegamente, se destruye con estilo. Vive atrapado entre mujeres que lo rompen y hombres que lo intentan reprogramar. Su búsqueda no es espiritual, es urgente.
Valeria
Es la caída libre. La adicción con lujuria, manipulación y caos. Decisiones que duelen solo después. Se vacía por dentro, pero sigue sonriendo. Representa la pérdida de la dignidad como un proceso, no como un instante. La amas, la odias, y luego entiendes que también podrías ser ella.
Erika
No se anda con medias tintas: rompe a Mario en mil pedazos y luego quiere volver. Es de las que piden perdón, pero ya destruyeron el escenario. Su regreso no busca redención: busca no quedarse sola. Y eso, en el fondo, es más cruel.
Doña Selma
Madrota con PhD en relaciones tóxicas. Sabe más de hombres que un seminario de psicología. Desde su burdel, da consejos sobre amor, codependencia y dignidad perdida con la sabiduría de quien ha visto llorar a empresarios, alcohólicos y políticos sin alma. Es brutal. Y tiene razón.
Karlos con K
No es charlatán: es vidente certificado por la política nacional. Empresario esotérico que lee las cartas, predice tragedias y cobra en efectivo. Políticos hacen fila para que les diga si ganan o caen. Entre sesión y sesión, aconseja a Mario como quien quiere salvar a alguien que se le parece.
Carlos con C
Multimillonario de traje planchado y alma arrugada. Enseña a Mario a reprogramarse, pero su propia vida es un archivo lleno de errores emocionales. Tiene dinero, poder y dolor encapsulado. Representa al hombre exitoso que nadie envidia cuando está solo.
Jan
Adicto rehabilitado, sabio sin diplomas. No da sermones: da testimonio. Su conversación con Mario debería leerse en las escuelas y en las clínicas. Callado, sereno, limpio. Y al lado, su gran amor.
Alcatraz
Sí, así se llama. Transexual, sobreviviente de bullying, desprecio y golpes. Se llama como una cárcel porque ahí vivió muchos años: en el encierro del odio ajeno. Pero escapó. Y ahora ama, lucha y se viste como quiere. Un personaje inolvidable.
Jaziel
Bolero de oficio, asesino redimido. Mató en una borrachera y aprendió a vivir sobrio entre betunes y cepillos. Experto en los Doce Pasos. Mientras lustra los zapatos de extraños, les limpia también el alma. Es un confesor callejero con alma de profeta.
Además de un senador, un empresario de la minería, una jefa de gobierno y un francotirador del Estado Mayor Presidencial.
Este no es un libro. Es una comunidad terapéutica literaria.
Cada lector encontrará aquí al ex, al amigo, al mentor o al monstruo que ha conocido. Y quizá, con suerte, se encuentre a sí mismo.
¿Estás listo para conocerte en las ruinas de los otros?
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