Cuando el ojo brinca sin control

Salud y orientación
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El ojo no brinca porque sí. Brinca porque quiere recordarnos que también merece cerrar los párpados y descansar...

De repente estás trabajando, leyendo o simplemente descansando y ¡zas!: el párpado comienza a brincar solo, como si tuviera vida propia. Ese movimiento involuntario, que muchos llaman “el ojo saltón”, suele generar preocupación, pero en la mayoría de los casos no es grave.

El nombre técnico de este fenómeno es mioquimia palpebral. Es un espasmo del músculo que controla el párpado, y puede durar segundos, minutos o incluso aparecer varias veces a lo largo del día. Aunque parezca extraño, el cuerpo no está fallando, sino enviando señales: “algo necesita atención”.

Las causas más comunes suelen ser simples:

  • Estrés acumulado. El cuerpo somatiza lo que la mente calla, y el ojo puede convertirse en su válvula de escape.
  • Falta de sueño. El descanso insuficiente agota al sistema nervioso y lo vuelve más propenso a estos tics.
  • Exceso de cafeína. Ese café extra o las bebidas energéticas alteran la forma en que los músculos responden a los impulsos nerviosos.
  • Fatiga visual. Pasar horas frente a pantallas, sin pausas, exige demasiado a los ojos.

¿Qué hacer cuando el ojo brinca?

  • Descansar. A veces, dormir bien es la mejor medicina.
  • Reducir cafeína. Un consumo más moderado puede ayudar a que los músculos se relajen.
  • Relajar la vista. Alejarse un rato de la pantalla, mirar al horizonte o cerrar los ojos unos minutos puede marcar la diferencia.
  • Manejo del estrés. Respirar profundo, caminar, meditar, escribir… cualquier recurso que baje la tensión ayuda también al tic.
  • Hidratación. El agua y una alimentación equilibrada sostienen al sistema nervioso.

¿Cuándo preocuparse?

Si el temblor del ojo dura más de una semana, si se acompaña de caída del párpado, visión borrosa o afecta otras partes de la cara, conviene acudir al médico. En la mayoría de los casos es benigno, pero hay que descartar otros problemas neurológicos u oftalmológicos.

El ojo como mensajero

Más allá de lo molesto, el tic del ojo no es enemigo: es un mensajero. Nos recuerda que el cuerpo no funciona aislado de las emociones ni de los hábitos. Controlarlo no siempre significa luchar contra él, sino escuchar lo que viene a decir: “bájale al ritmo, cuida tu descanso, respira mejor”.

El ojo no brinca porque sí. Brinca porque quiere recordarnos que también merece cerrar los párpados y descansar.

Paty Coen

Revista Réplica