Lo más correcto es: la dopamina y la serotonina son moléculas químicas que pueden funcionar como neurotransmisores o como hormonas, según el lugar y el contexto en el que actúen...
Hay palabras que escuchamos todo el tiempo: dopamina y serotonina. Se habla de ellas en libros de autoayuda, en redes sociales y hasta en conversaciones de café: “me falta serotonina”, “estoy adicto a la dopamina”, “necesito un boost químico”. Pero, ¿qué son en realidad? ¿Hormonas, neurotransmisores, o simplemente “químicos” que viven en nuestro cuerpo?
La respuesta es sencilla y, al mismo tiempo, más fascinante de lo que parece.
- Primero lo básico:
- Un neurotransmisor es como un pequeño mensajero que se mueve entre neuronas. Imagina dos neuronas como dos personas conversando a través de una rendija muy estrecha. El neurotransmisor es la nota escrita que pasa de una a otra para que entiendan el mensaje.
- Una hormona, en cambio, es un mensajero más viajero. No se queda en la rendija entre neuronas: viaja por la sangre hasta llegar a órganos lejanos. Es como enviar una carta que cruza ciudades hasta que llega al destinatario.
- ¿Y entonces qué son la dopamina y la serotonina?
Aquí viene la parte jugosa: son ambas cosas.
- En el cerebro, la dopamina y la serotonina funcionan como neurotransmisores. Controlan cosas tan íntimas como la motivación, el placer, el sueño, el apetito y el estado de ánimo.
- Pero en ciertos contextos, también actúan como hormonas. Por ejemplo, la dopamina producida en el hipotálamo viaja por la sangre y regula la liberación de prolactina en la hipófisis. Ahí ya no solo es “nota entre neuronas”: es carta oficial enviada a un órgano a distancia.
- La confusión
Por eso en algunos textos populares se les llama hormonas de la felicidad. No es del todo incorrecto, pero es incompleto.
Decir que solo son hormonas deja fuera su papel fundamental como neurotransmisores.
Decir que solo son neurotransmisores ignora que también pueden circular en la sangre como hormonas.
- Entonces, ¿qué debemos decir?
Lo más correcto es: la dopamina y la serotonina son moléculas químicas que pueden funcionar como neurotransmisores o como hormonas, según el lugar y el contexto en el que actúen.
Y lo más importante para ti y para mí, fuera del laboratorio, es entender que estos pequeños mensajeros no son magia, sino parte de la arquitectura natural de nuestro cuerpo. Se equilibran con hábitos simples: dormir bien, comer sano, moverse, cultivar relaciones y dar espacio a lo que nos da sentido.
Porque, al final, ni la serotonina ni la dopamina son un “botón de felicidad”. Son solo el eco químico de lo que ya estamos construyendo día a día en nuestra vida.