La sombra que no se va

Salud y orientación
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No es debilidad que su sombra siga ahí...

A veces, no es el cuerpo quien se queda, sino la sombra. No es la voz quien te habla, sino su eco. Han pasado casi dos años y, sin embargo, su presencia sigue ahí: invisible pero perceptible, como ese olor que no sabes de dónde viene y que, aun buscándolo, no logras encontrar. No quieres volver, lo tienes claro. Sabes que no te conviene, que no es amor, que nunca lo fue. Pero está en tu mente, rondando como un huésped que no pidió permiso para entrar y que se niega a irse.

La ciencia lo explica: el cerebro emocional no entiende de calendarios. Lo que viviste con un violentador dejó huellas profundas en tu sistema límbico, especialmente en la amígdala, el centro de alerta. El maltrato repetido, mezclado con momentos de aparente afecto, generó un condicionamiento similar al que ocurre en la adicción: el ciclo de dolor y “recompensa” dejó conexiones neuronales que tardan en apagarse.

A nivel psicológico, se trata de un trauma bond o lazo traumático. La mente, en su intento de protegerte, guarda un mapa completo de la persona que te dañó: gestos, tonos, silencios. No lo hace por nostalgia, sino por prevención; es su manera de decir “recuerda quién fue, por si vuelve a aparecer”. El problema es que esa memoria preventiva también te mantiene energéticamente vinculada, incluso sin contacto.

No olvidar los malos momentos no siempre es una opción; a veces el cerebro los almacena en un lugar inaccesible para que puedas seguir funcionando. Pero la energía de esa persona permanece en ti mientras la conexión emocional no se cierre del todo. Y cerrarla no es cuestión de desearlo, sino de trabajar en reprogramar tu atención y tu cuerpo: terapia, meditación, escribir lo no dicho, hablarlo con personas seguras.

No es debilidad que su sombra siga ahí. Es neurobiología, es memoria emocional. Y como todo aprendizaje, puede desaprenderse. No para borrar el pasado, sino para que, cuando su eco aparezca, tu presente sea tan fuerte que ya no tenga dónde resonar.

Paty Coen